DESCRIPCIÓN

La mínima alteración del suelo es uno de los pilares en los que se apoya la Agricultura de Conservación. Consiste en evitar, en la medida de lo posible, la alteración mecánica del suelo para el desarrollo de la actividad agrícola sobre el mismo, suprimiendo el laboreo. Este modo de agricultura es posible gracias al empleo de maquinaria que permite sembrar sobre restos vegetales, si bien es necesario seleccionar el tipo de máquina que mejor se adapta a las condiciones de cada explotación.

BENEFICIOS

La siembra directa tiene implicaciones directas sobre el sostenimiento de la estructura del suelo, reduciendo la vulnerabilidad ante los procesos erosivos que se produce al arar la superficie del mismo. Pero la reducción en la pérdida de suelo y nutrientes no son las únicas ventajas de implantar estas técnicas. Al reducir el número de labores sobre el suelo y, por tanto, los pases de maquinaria, el agricultor disminuye su gasto en combustible, aumentando la eficacia económica de su actividad agrícola. Y, a su vez, dicha reducción, disminuye la posibilidad de que se produzcan fenómenos de compactación del suelo.

La biodiversidad también se ve mejorada con el empleo de sistemas en los que la alteración del suelo es reducida. La no alteración del suelo permite que la fauna edáfica sea más diversa y la cadena trófica sea más compleja. Este hecho es especialmente relevante para la calidad del suelo, pues estos organismos provocan la aireación del mismo y favorecen la infiltración del agua. Pero su mayor interés es su labor descomponedora de los residuos del rastrojo, liberando nutrientes para el suelo.